Se trata de una situación en la cual uno o más de los caninos, habitualmente superiores, en lugar de erupcionar normalmente en su lugar en la arcada dentaria, se desvían en mayor o menor grado y por lo tanto se quedan incluidos dentro del maxilar. Se suelen detectar al final del recambio dentario en la adolescencia, aunque pueden observarse ciertos signos ya en periodos anteriores, por lo cual es importante revisar a los niños durante toda la fase de recambio dentario, con objeto de prevenir estas situaciones. Su tratamiento tiene como objetivo conducir al diente afectado desde su posición anómala hasta su lugar correcto en la arcada. Para ello es necesario un tratamiento multidisciplinar ortodoncia-cirugía. El tratamiento de ortodoncia en el que hemos de mover un canino desde cierta distancia, y dado que se trata del diente de mayor tamaño de la boca, con una raíz muy larga, el tiempo de tratamiento será lógicamente, mayor.
Aunque en ortodoncia para mover dientes nos ayudamos de aparatología variada y elásticos, sin embargo, para ciertos tipos de movimientos, es necesario usar unos pequeños microtornillos de titanio conocidos como”microimplantes”. Lo que hacen es ayudar al ortodoncista a dirigir la fuerza justamente en la dirección adecuada. A veces se usan en pacientes a los cuales les faltan piezas dentarias y para apoyar movimientos difíciles, o simplemente para acelerar el tratamiento. Una vez colocados tienen la apariencia de un pendiente y apoyándonos en ellos podemos asegurar el movimiento preciso en una sola dirección, eliminando otras fuerzas indeseables que de otro modo serían generadas. Se colocan bajo anestesia local y no suelen causar inconvenientes al paciente. Es muy importante el mantenimiento de una higiene adecuada en el área circundante al microtornillo, de lo contrario la encía se inflamará y el tornillo podría aflojarse. Suelen ser necesarios sólo durante una fase del tratamiento. Se pueden aplicar a cualquier edad.
La frenectomía labial es la más común durante el tratamiento de ortodoncia, sobre todo durante el cierre de espacios. En estos casos resulta imposible aproximar los incisivos superiores debido al excceso de encía entre ellos. El procedimiento consiste en una cirugía menor para eliminar el tejido gingival sobrante situado entre los incisivos superiores.
Cada paciente es diferente, y la decisión de tratar en una o dos fases, debe estar basada en un completo estudio y diagnóstico (ver estudio del caso) del problema del paciente y, sólo cuando esté justificada una intervención precoz, debe indicarse una primera fase de tratamiento.
Fase I
las ventajas del tratamiento precoz se centran en conseguir una armonía de los maxilares, siendo un tratamiento más bien de tipo ortopédico, que se realiza también cuando existen anomalías dentarias que povocarán alteraciones más importantes de seguir evolucionando como tales, por ejemplo, las mordidas cruzadas. Ver anomalías frecuentes en niños. La duración de esta fase es entre 12-18 meses. Va seguida de una fase durante la cual el paciente no lleva aparatología o simplemente un retenedor de tipo nocturno.
Fase II
Es la complementaria a la fase I, que se realiza al completarse la dentición. Principalmente para conseguir estética y perfeccionar la oclusión. Suele durar entre 12-18 meses.
Aunque la duración del tratamiento de ortodoncia varía de un caso a otro, por término medio suele durar entre 1 y 3 años. La duración está relacionada con la cooperación del paciente, siendo muy importantes la regularidad de aplicación de la fuerza, los cuidados del aparato y el mantenimiento de una higiene adecuada.
Es frecuente oír opiniones tipo “mejor empezar con la ortodoncia cuanto antes y así nos evitamos el tener a la niña con aparatos a los 13″ o “no se debería empezar el tratamiento hasta que se hayan caído todos los dientes”.
La realidad es que cada paciente requiere un diagnóstico y plan de tratamiento individualizados y que existe un momento óptimo para la corrección de cada paciente en concreto. Sólo mediante un estudio detallado de cada situación será posible determinar el mejor momento de inicio y finalización y así poder conseguir los objetivos de tratamiento en el mínimo tiempo posible.
Uno de los temores de muchos pacientes antes de comenzar el tratamiento de ortodoncia, es si va a ser doloroso. La verdad es que en la mayoría de los casos no duele. Cuando movemos los dientes, se produce una mínima reacción inflamatoria localizada, que, en algún caso podría ser molesta, pero esto es muy variable, como también lo es el umbral del dolor en cada persona. Nuestro protocolo en consulta es empezar siempre por fuerzas lo más ligeras posibles y luego ir muy progresivamente en aumento , según el paciente. Esto, y el uso de brackets de baja fricción en ciertos casos, nos permite limitar las molestias durante el tratamiento a un mínimo.
La muela del juicio o tercer molar suele estar preparada para erupcionar entre los 16 y los 20 años, pero en muchos casos no hay espacio en la boca para que estas piezas puedan salir, quedando total o parcialmente impactadas o incluidas. Es conveniente valorar situación después del tratamiento de ortodoncia, no sólo por el riesgo de provocar inestabilidad dentaria, sino por el peligro de provocar quistes mas adelante.
Se trata de un tratamiento en el cual es necesaria la intervención de más de un profesional de la salud, generalmente con la intervención de distintas especialidades. Por ejemplo ortodoncia-periodoncia, ortodoncia-cirugía, etc.